CRUZ DE BOYACÁ

En la década de 1880 a 1890, según el testimonio de egresadas, la Normal alcanzó altísimo nivel académico. El desarrollo intelectual de las estudiantes fue valorado y muy bien reconocido por los docentes, quienes las estimulaban permanentemente y les daban la oportunidad de demostrar sus habilidades, seleccionando para las pruebas finales los temas de acuerdo con los intereses de las estudiantes, porque aseguraban que en cualquiera “lucirían maravillosamente”.
Al iniciar el siglo XX, la Normal permaneció cerrada a consecuencia de la Guerra de Los Mil Días. Una vez reiniciadas las labores (1904), las directivas y profesores continuaron la tarea formativa sin descuidar ningún aspecto. Inculcaron permanentemente el sentido de responsabilidad, el amor a la verdad, la pulcritud en la presentación personal, los buenos modales y la necesidad de una sólida preparación intelectual. Daban gran importancia a la música y a la celebración de las fiestas patrias.
La señora Leticia Ulloa de Forero, rectora dinámica y protagonista de este ideal, fue reconocida con la Cruz de Boyacá por el Gobierno Nacional, galardón que declinó debido a quebrantos de salud que le impidieron dirigirse a la capital para recibirlo; como homenaje póstumo, el Gobierno de Boyacá expidió decreto “exaltando su talento y sus virtudes como abnegada servidora de la educación”.